Las ruinas de Troya y otros errores periodísticos
“El hombre que no lee nada tiene mejor educación que aquel que sólo lee los periódicos” – Thomas Jefferson
En una nota publicada hoy en La Tercera, página 66, sección de tendencias, se nos informa que las murallas de Troya tenía 8 metros de altura, y 4 metros de largo. ¿4 metros de largo? ¡Realmente era una ciudad en miniatura! Seguramente el redactor de la nota trató de expresar el ancho de las murallas.
Un gazapo, un detalle menor, me dirán, pero ¿se imaginan si el rey Priamo hubiera encargado la construcción de una muralla de apenas 4 metros de largo? Homero se habría quedado sin tema para su poema épico, y Aquiles sería visto como un matón de barrio.
Ayer este mismo diario publica una nota sobre el terror a las matemáticas que sufrimos todos. Bueno yo no le tengo miedo a las matemáticas, así que supongo que la periodista autora de esa nota estará hablando de su experiencia personal y generalizando como suelen hacer ultimamente los periodistas (los “periodistas post-google”, como les dice mi hijo, estudiante de periodismo, que tiene el peso de tenerme como editor en las sombras 😉 ).
No voy a analizar en profundidad el problema de esa nota (pagina 12 del suplemento tendencias del 17 de noviembre), sólo consideren que se confunde síntoma con causa, pero no son los científicos los que cometen el error, el problema es del redactor de la nota de divulgación.
Gracias a uno de mis lectores recibo la referencia del libro El Periodista Universal, de David Randall. Como dice mi corresponsal, un libro que todo periodista debería leer.
De acuerdo a Randall los errores más comunes de la prensa son de estos 6 tipos:
Errores de Detalle: nombres, edades, direcciones, etc.
Errores narrativos: una parte del reportaje es falso, aunque el resto sea correcto
Engaños e invenciones: toda la nota es falsa
Errores de contexto: falta información de fondo, o está equivocada, con lo que lo relatado es inexacto
Errores por omisión: un reportaje se hace engañoso al omitirse una parte
Errores de interpretación: sumar dos y dos y que salga cinco
Y once las trece causas de estos errores son (*):
Información falsa de las fuentes
Anotaciones deficientes
No comprobar los hechos con las fuentes
Desear que algo sea cierto
Renuencia a comprobar datos o sucesos “sensacionales”
No leer la historia una vez escrita
Confiar demasiado en los sitios web
Desoír nuestros propios recelos
Omitir hechos que no encajan con una teoría pre concebida (o concebida con demasiada rapidez)
Dar a imprimir demasiado pronto
No consultar lo temas técnicos con especialistas
Excesiva confianza en datos de archivo
Errores de producción, errores no intencionales, introducidos por copistas, editores por ejemplo
Este modelo de Randall me parece bastante razonable, y si se dan cuenta también aplica a nosotros que escribimos un blog, e incluso a otros ámbitos (estoy pensando en la toma de requerimientos).
Lo importante, creo yo es reconocer nuestros errores, y tratar de poner la mayor honradez en nuestra labor de divulgación, tanto si somos “bloguers” como si somos periodistas (con mayor razón aún).