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Vengo llegando de un par de semanas en el campo, y con varios kilos de más, y la razón es muy simple, cuando vamos para allá, a pesar de que mantengo mi rutina de trabajo, ciertos hábitos se relajan, como lo de comer pan y “cositas ricas”. Será el aire, o quizás qué, pero como más. Para desgracia mía hay en el pueblo un par de panaderías muy buenas, con excelentes queques y berlines que son la perdición. Entonces uno se relaja y el cinturón también.

¿Por qué caemos en malos hábitos? Dos palabras se me vienen a la mente: placer y facilidad.
Los malos hábitos, también llamados vicios, nacen de dos factores. Primero, nos provocan placer, aunque con el tiempo, algunos dejan de producir el mismo placer con la intensidad del principio y requieren que consumamos más de la sustancia o práctica que adquiramos para poder llegar a los niveles iniciales. Dos ejemplos claros serían el consumo de drogas duras (heroína, cocaína, etc.) o el consumo de pornografía.
Por otro lado, si además es más fácil comer que hacer deporte, gana lo más fácil. El deporte también provoca placer, pero requiere más esfuerzo, y las ganancias tardan en llegar.
Los hábitos tienen ese problema, formarlos toma tiempo, perderlos es muy fácil, y los resultados positivos no se ven de inmediato.
Y acá viene la conexión con los procesos de desarrollo de software, de los cuales hablaremos durante los próximos artículos.
Del mismo modo que una dieta más ejercicio requieren esfuerzo y tiempo para que podamos ver sus efectos, lo mismo pasa con cualquier proceso que adoptemos para nuestra empresa u organización. No vamos a ver resultados de inmediato, van a pasar meses y lo peor, vas a ver un deterioro en el desempeño al inicio, comparado con la situación antes de empezar el cambio. Y acá es donde todos se impacientan.
Una de las desgracias que tiene la adopción de métodos ágiles de desarrollo es que se decide adoptarlos cuando hay una crisis en el desempeño de los equipos, proyectos que se atrasan, mala calidad de los productos entregados, sensación de que los usuarios y los clientes no son escuchados por los desarrolladores, equipos desmotívanos, etc. Pero lo que más motiva a los que dirigen es lo primero: no queremos más atrasos y entregas de baja calidad, así que pónganse ágiles y entreguen algo bueno, rápido.
Y por eso se abandonan las iniciativas ágiles. Al principio es todo alegría, nos llenamos tableros, kanban de colores, kudo cards y alegres papelógrafos con retrospectivas de islas caribeñas. Pero parece que eso no es suficiente, porque una dinámica grupal no ayuda a escribir código sin defectos.
Hay que dejar de fijarse en lo anexo y centrarse en lo esencial. Del mismo modo que comprarse un lindo buzo y unas zapatillas caras no te hará adelgazar, pasa lo mismo con ceremonias y artefactos que muchas veces no tienen sentido alguno.
Lo siento, pero el camino del cambio y de la mejora en el desempeño requiere perseverancia, disciplina, paciencia y saber elegir entre lo que aporte y lo que es superfluo.
Formar hábitos
Creo que adoptar (o inculcar, promover, etc.) buenos habitos es de las cosas más díficiles que me han tocado como lider (y como padre). Al principio cuesta mucho y hay que vencer mucha resistencia, pero con constancia los resultados no tardan (tanto) en llegar. Mi mantra para persistir es "tarde o temprano la disciplina vence a la inteligencia". Y la disciplina no es más que la constancia en mantener nuestros buenos habitos. Saludos.