Dichos, Locos y Trenes
Los principios del agilismo (y del mejor proceso para desarrollar software) los aprendí hace muchos años de la frase popular que dice: “hay que matar los piojos de a uno, antes que los piojos lo maten a uno."
El arte de gestionar proyectos parte de cosas simples, de saber qué se quiere y orientar los esfuerzos y recursos para lograr ese objetivo: Dirección+Organización+Método. Pero no siempre tenemos todos los recursos, o no contamos con todos los elementos, o simplemente no alcanza el tiempo para lograr el objetivo. Allí es cuando es necesario aplicar el principio de la suboptimización de las partes *en función del todo*,* también conocido como* el principio del loco y la rueda pinchada. **
Si no lo leyeron en mi post anterior, acá está de nuevo la historia que expone este importante principio de administración:
Era un día de lluvia torrencial, y Marcos pincha un neumático justo enfrente de un manicomio. Luego de estacionar se baja, se protege de la lluvia como mejor puede y procede a sacar los pernos que sujetan la llanta. Los deja cuidadosamente en el suelo formando un montón. Lleva la rueda a la maleta del auto para cambiarla por la rueda de repuesto, y cuando vuelve patea, sin querer, los pernos, con tan mala suerte que estos ruedan cayendo por las alcantarillas.
“¡Qué mala suerte tengo!”, exclama Marcos, “¿ahora que voy a a hacer?”
En ese momento, uno de los locos que miraba por la ventana esta escena lo llama: “¡Oiga, amigo!. ¡Super fácil! Sáquele un perno a cada una de las otras ruedas y le coloca tres pernos a la rueda, y se va así hasta la próxima estación de servicio donde compra pernos y arregla la rueda.”
Marcos queda asombrado, y tras escuchar la ingeniosa propuesta del loco no hace menos que agradecerle entusiasmado: “¡Qué gran idea loco! ¿cómo se te ocurrió?”
La respuesta del loco fue inmediata: “¡Porque yo estoy aquí encerrado por loco, no por tonto!”
El loco conoce el principio de la sub optimización de las partes, el que dice:
“Para que el objetivo de un sistema se cumpla, necesariamente las partes deben sacrificar o minimizar el logro de sus propios objetivos. Lo más importante es el todo (el sistema). El principio de sub optimización indica que las partes deben sub optimizar sus objetivos para que se logre alcanzar el objetivo general.”
El problema de muchos gestores, y que es más frecuente en los líderes más jóvenes o con menos experiencia, es que esperan optimizar los objetivos de todas las partes. Siempre se quejan de que no tienen suficientes recursos, porque están buscando la optimización de su propia unidad. Siempre se verán llenos de trabajo y sobre demandados, pero a veces es necesario darse cuenta que no es posible lograr el óptimo de su unidad, porque hay un objetivo mayor (que a veces es ignorado por los miembros de la sub unidad, o simplemente no lo saben).
Lo que importa es lograr el objetivo de la dirección, el logro del todo, por sobre el logro de la parte individual. Es una de las claves del principio peor es mejor que ya hemos discutido antes acá.
Los malo de sobre optimizar, es que nos lleva a situaciones ridículas y al estancamiento, y por ende el fracaso del proyecto (atraso, exceso del presupuesto, o simplemente no terminarlo). Y es un error tan frecuente, sobretodo en los proyectos tecnológicos y en los de desarrollo de software en particular.
Resulta que el software es tan maleable que da la sensación de que siempre podemos optimizar un poquito más aquella rutina, o buscar hasta la última vulnerabilidad y colocar todo el código preventivo para evitar que seamos hackeados, o perdamos consistencia en nuestra base de datos, o que dejemos de brindar el servicio en el momento más crítico, olvidando que no es posible tener consistencia, alta disponiblidad y tolerancia a fallas, todo al mismo tiempo.
Todo esto de ponerse en todos los escenarios posibles me recuerda El Principio de la Melania que viene de este viejo cuento:
Esta es la historia de un campesino chileno que era guarda agujas de tren, como el de la fotografía de abajo. Antiguamente, y quizás en algunos ferrocarriles siga siendo así, ciertos segmentos de las vías, donde estas se cruzaban por ejemplo, requerían la manipulación coordinada del desvío mediante una palanca, conocida como aguja.
Esta es la historia de Pedro, un “huasito” que cuidaba una aguja de tren, que vivía con su mujer en una choza cerca de las vías del ferrocarril.
Un día un curioso turista se detiene y le pregunta a qué se dedica para vivir:
– Yu soy un guarda 'guja – responde Pedro
– ¿Y qué tiene que hacer? – pregunta el turista
– Güenu, yo pesco esta palanca que ve acá, que si llama ‘guja, y la mueo, así ¿ve?
– ¿Pero para qué la mueve? – inquiere el turista
– Porque cuandu el tren del sur quiere ir p'al norte... yu mueo la 'guja pa' entro. Y si viene el tren del norte que quiere ir pa'l sur yu mue'o la 'guja pa' juera.El turista lo mira divertido y decide ponerlo a prueba:
– ¿Y si vienen los dos trenes al mismo tiempo?
– ¡Gúeno, en ese caso llamo a la Melania pueh!
– ¿Y quién es la Melania? – pregunta el sorprendido turista
– La Melania es mi mujer, y la llamo pa’ que venga a ver ¡la media cagadita que va a quedar
Y ese es el Principio de la Melania :-) que tengan un buen fin de año.