“Once we´ve made sense of our world
We wanna go fuck up everybody else’s
Because his or her truth doesn’t match mine
But this is the problem
Truth is individual calculation
Which means because we all have different perspectives
There isn’t just singular truth, is there?"
-- To the Bone, Steven Wilson
“Una vez que le damos sentido a nuestro mundo
Queremos ir a joder a todos los demás
Porque su verdad no coincide con la mía
Pero este es el problema
La verdad es cálculo individual
Lo que tiene sentido, porque todos tenemos diferentes perspectivas
No hay sólo una verdad singular, ¿verdad?
¿Qué es la verdad?
Hace varios años presencié unas charlas filosóficas donde el expositor (Ricardo Espinoza Lolas) hablaba de las cuatro verdades que aceptamos los occidentales.
Las cuatro verdades
La verdad que viene de los griegos es la primera.
Los griegos no decían verdad, porque los griegos hablaban en griego, pero no se trata de que la palabra fuera distinta, para los griegos verdad no era un sinónimo, sino que también era un verbo.
En griego verdad se diría αλήθεια (Alétheia), que literalmente es lo descubierto, lo que ya no está oculto.
Entonces, los griegos “verdadeaban”, porque aletheia implica la acción de correr el velo que nos oculta la verdad, entonces era deber del griego “verdadear”. Para los griegos buscar la verdad era casi un deber.
La segunda noción de verdad que tenemos es la veritas romana, de la cual viene nuestra palabra verdad. Para los romanos La Verdad, era una diosa.
La Verdad se representaba como una mujer, hija de Saturno (o Cronos, es decir el tiempo) y era madre de otra diosa conocida como Virtud. La Verdad vivía en un pozo oculta, por su naturaleza elusiva.
Para los romanos la verdad era la sinceridad. ¿Pero cómo compruebas la sinceridad de las palabras de una persona?
Siendo un pueblo apegado a las leyes y el orden, para los romanos la verdad era algo que debía certificarse. La verdad era sancionada por la autoridad, del Senado y el Pueblo Romano, que quedaba representado en el emblema SPQR (Senātus Populusque Rōmānus) .
Entonces la verdad es algo que requiere una certificación, un sello. Mucho de eso hemos legado en nuestro afán de no confiar de aquello que no tenga un sello que verifique la procedencia de algo. Cuando exigimos la certificación, como validación de la certeza de algo, como una suerte de garantía de que las cosas son lo que dicen ser, estamos usando la verdad romana.
La tercera noción de verdad viene de los pueblos semitas y árabes. Es la verdad que arrebatadora ante la cual no queda otra opción que postrarse. Es la Verdad Revelada.
Pronunciarla ya requiera una aspiración, un quedarse sin aire, en el האמת hebreo, o el حقيقة (hqyq). En hebreo se diría: אמת אלוהים אמת, la Verdad de Dios.
La verdad en el oriente próximo es la revelación de Dios. Yo Soy, es la forma en que se auto define el dios de Moisés.
No queda otra que dejarse arrebatar por la revelación postrarse y aceptar que la verdad es lo que está en la escritura, en el Talmud o en los escritos del Profeta.
La cuarta noción de verdad, de acuerdo al relato del filósofo que les cuento, era la verdad del otra. Esta noción de verdad aparece con el cristianismo.
La verdad está en el prójimo, también como en ti mismo. La idea de que la verdad está en Dios, o en Jesús mismo, es un resabio de la verdad hebreica, o judaica.
Pero el cristianismo, nace más con los apóstoles y los seguidores de Jesús, así que es ese sincretismo que se da entre estos judíos revolucionarios, interactuando con romanos y griegos, los que además toman viejas ideas de Zoroastro y de Dionisos, las que dan forma a esta idea de que la verdad está en mi prójimo. Es la piedad, la solidaridad, el amor al prójimo.
En Mateo 22 le preguntan a Jesús, cuál es el principal mandamiento, y responde que el más importante es amar a Dios, tal como esperaban los fariseos que le ponen a prueba, pero agrega, y esto es lo crucial: “Y el segundo es igual de importante, ‘amarás a tu prójimo como a ti mismo’.”
El autor de aquel texto muestra la amalgama de conceptos que llevan a la verdad cristiana a alejarse de la noción hebrea de postrarse ante la verdad de un único Dios. El cristianismo rescata del pozo esta verdad que nos entregó Zoroastro, que debes amar al otro, como a ti mismo. Si la verdad es Dios, y si Jesús dice que es tan importante a mar a Dios como amar a tu prójimo, entonces la verdad también ha de estar en el prójimo, ¿verdad?
Y estas son las cuatro nociones de verdad de las que habló aquel profesor en Valparaiso.
Y ese es mi regalo para ustedes en mi cumpleaños, una noción, o cuatro nociones que me hicieron pensar y abrir mi cabeza y mi manera de pensar.
Los dejaré con una canción, como es costumbre, To The Bone, de Steven Wilson, que contiene el epígrafe de este post: